domingo, 31 de enero de 2010

El delfín de Piñera

Soledad Pino

¿Quién es Rodrigo Hinzpeter, el brazo derecho del Presidente electo? Este abogado judío, rico y parco, quien probablemente ocupará el ministerio del Interior a partir de marzo, es definido por sus cercanos como un hombre de personalidad compleja y de difícil trato, pero también como una máquina política.

En Renovación Nacional y la UDI hay una sola voz. Rodrigo Hinzpeter Kirberg ha sido tocado con la varita mágica de Sebastián Piñera y lo ha situado a su lado derecho.

Hinzpeter, un abogado judío, rico y parco, es –de momento- el hombre fuerte del futuro Presidente. Todo apunta a que será ministro de Interior al estrenarse el nuevo gabinete, ya que a 48 horas de su triunfo, Piñera hizo su primer nombramiento y puso a su generalísimo de la campaña a cargo del proceso de traspaso de mando.

Desde hace tiempo que Hinzpeter viene manifestando en los círculos íntimos su interés por ocupar Interior. Pero su personalidad compleja hace que varios personeros de Renovación Nacional se cuestionen si tendrá dedos para ese piano. Algunas fuentes aseguran que es un tipo de difícil trato y mal modo, por lo que no lo ven gestionando Interior, puesto que un jefe de gabinete debe relacionarse y coordinar al resto de los ministros, reunirse a menudo, marcar pauta a los intendentes, entre otrras funciones y prevén que tendrá muchos conflictos.

Pero otros matizan esta apreciación y aseguran que esa imagen es errada, que Hinzpeter tiene el defecto de no ser simpático ni muy dado a las sonrisas. “Él conquistó a Piñera por sus cualidades profesionales, por ser ante todo un tipo eficiente”. La misma fuente explica que este abogado de 43 años comete muy pocos errores, lo que el Presidente electo valora por sobre todas las cosas.

Lo definen dentro del partido como “una máquina política”. Se dice que tiene mucha personalidad y mucha autonomía. Quienes han trabajado con él aseguran que Hinzpeter “te hace sentir que uno no viene a la política a hacerse amigos, si no para hacer que las cosas funcionen como nosotros creemos que deben funcionar”.

El abogado es hombre de pocas palabras y mucha decisión. “Si Piñera hay algo que sabe hacer bien, es calzar a la gente, y en Hinzpeter vio a un tipo que tiene criterio político y entre los muchos caminos que se presentan, él sabe elegir el correcto para abordar un problema”, asegura un alto dirigente.

Hinzpeter está en Renovación Nacional desde su fundación, pero ha vivido y trabajado en Estados Unidos, por lo que no había logrado despuntar entre la dirigencia de esa colectividad hasta 2001, cuando se alió con Piñera y realizó una suerte de golpe de estado para sacar al entonces presidente del partido, el diputado Alberto Cardemil. A partir de 2001, Piñera se hizo cargo de la colectividad y Hinzpeter fue secretario general. Se les dio bien el trabajar juntos y Piñera comenzó su segundo periodo (2003-2004) contando con el joven abogado como primer vicepresidente.

Tiene una oficina de abogados que se dice es -en tamaño de cartera- la tercera más grande del país: Boffil, Álvarez, Hinzpeter y Jana, la que hasta antes de la última campaña, no había descuidado por la actividad política. Este bufete le lleva algunas causas a Piñera y, de hecho, Jorge Boffil, socio de Hinzpeter, llegó a un acuerdo extrajudicial con el ex detective Nelson Rivera para suspender la querella por injurias que éste interpuso a raíz de la polémica por el caso Banco de Talca.

Hinzpeter ha demostrado cualidades “comerciales” que lo ha hecho atractivo para Piñera. De hecho, el abogado era el único dirigente político que tuvo voz y voto en los destinos de los fondos de la campaña, llevaba al dedillo las cuentas y su opinión pesaba a la hora de definir en qué proyectos invertir.

Su personalidad hosca no le ha permitido a quienes lo rodean hacerse una idea clara de él. En todo caso, lo asimilan al ala más liberal del partido. Pero no es fácil adscribirlo en una sola línea. Dirigentes de derecha más ligados al pinochetismo reprochan a Hinzpeter ser crítico del régimen militar. Este rechazo, dicen, se remite a su concientización con respecto al holocausto judío. Junto a su mujer, Joyce Ventura Neuman, tienen una activa participación en esa comunidad. Ella es periodista y colabora permanentemente con el semanario judío “La Palabra Israelita”.

No obstante, Hinzpeter ha dado muestras de poca tolerancia con los temas indígenas y está por verse cómo lo hará si llega a ser ministro de Interior. Él no habla de “los mapuches”, sino de “los araucanos”. Durante la campaña, el día del cumpleaños de Piñera, Hinzpeter le regaló un canelo y le dijo: “Aquí tiene, el árbol de los araucanos”. Es aficionado a la lectura y entre sus autores favoritos está el argentino Manuel Puig, un autor muy progresista, que fue prohibido durante las dictaduras en el país trasandino por narrar historias de prisión y tolerancia.

Diversas fuentes consultadas en la UDI se excusaron de referirse a Hinzpeter porque dijeron no conocerlo demasiado, y sólo afirmaron que no era un tipo especialmente amable ni conversador.

A Hinzpeter le gustan los caballos, afición que comparte con el senador y presidente de la UDI, Juan Antonio Coloma. Entre los dos se compraron un ‘fina sangre’.

En su época de universidad fue compañero del diputado UDI, Rodrigo Álvarez, quien se encuentra en Estados Unidos, pero debido a su cercanía con él, y a que no logró ser elegido diputado, se cree que también tendrá un cargo en el nuevo gabinete.

Si es nombrado ministro del Interior en marzo, la hosquedad y las pocas palabras serán características que, al igual que los tics de su jefe, deberá trabajar para enfrentarse a diario con los otros miembros del gabinete, la oposición, las cámaras, la prensa y, sobre todo, con la ciudadanía.

radio.uchile.cl

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