lunes, 24 de marzo de 2003

Karin Ebensperger: Saddam Hussein, el pretexto de EE.UU.

Casi nadie, ni siquiera en Irak, está a favor de un gobernante tan cruel como Saddam Hussein. Sin embargo, la pregunta es si estar o no de acuerdo con esta gran guerra para sacarlo del poder.


Es notorio que el Papa ha estado fuertemente en contra, e incluso el padre del presidente Bush, el ex presidente Bush, ha guardado silencio ante la decisión de su hijo de atacar sin haber logrado un apoyo internacional amplio.


EEUU ya no lidera como en 1991, una coalición casi universal. Ni siquiera gran parte de Occidente se identifica con EEUU. Por eso hay mucho que reflexionar: no es tan simple como decir esta es un guerra contra Saddam Hussein y punto, porque si así fuera casi todos apoyarían.


Lo que está en juego, después de los ataques del 11 de septiembre, es una amenaza terrorista amplia, difusa y con componentes culturales. Hussein es nefasto, sin duda.


Pero si aplicamos la lógica de Washington de hacer una gran guerra para sacarlo, después debería hacer guerras preventivas contra Corea del Norte que tiene armas nucleares, contra Irán con su gobierno fundamentalista que se sabe apoya terroristas, y tantos otros gobiernos que también tienen armas peligrosas.


Se sabe por ejemplo que desde Arabia Saudita el grupo Al Qaeda recibió apoyo y dinero antes de atacar a EEUU. En resumen, por razones de principios y de cultura uno debería estar con EEUU que es una democracia y contra Hussein que es un tirano.


Pero por razones de principios también, hay que observar con cuidado si Irak no será otra aventura de la política exterior de Washington, que ha dado tantas pruebas históricas de su discutible criterio.