El diario de Madrid “El País“, día tras día continúa insistiendo en el tema de las declaraciones del obispo británico Richard Williamson. Pero esta vez, en vez de interpretar sus palabras, las recoge textualmente:
Pregunta: Obispo Williamson, ¿son éstas sus palabras?: “No hubo ningún judío que muriera en las cámaras de gas, son todo mentiras, mentiras, mentiras”. ¿Son éstas sus palabras?
Respuesta: Sí, creo que está citando algo que dije en Canadá hace muchos años. Creo que las pruebas históricas están seriamente, enormemente, en contra de que se gaseara deliberadamente a seis millones de judíos en las cámaras de gas, como política deliberada de Adolf Hitler.
P. Pero usted dice que no murió ni un solo judío…
R. En cámaras de gas. No murió ninguno en cámaras de gas.
P. Es decir, que no hubo cámaras de gas.
R. Creo que no hubo cámaras de gas. No hubo cámaras de gas. Por las pruebas que he estudiado, no por ninguna emoción, sino por lo que he entendido de las pruebas que existen… Creo, por ejemplo, que los que están en contra de la opinión general hoy sobre el llamado Holocausto, los revisionistas, como se les llama, los revisionistas más serios, han llegado a la conclusión de que murieron entre 200.000 y 300.000 judíos en los campos de concentración nazis, pero ninguno de ellos lo hizo en cámara de gas. Quizá ha oído hablar del Informe Leuchter. Fred Leuchter era un experto en cámaras de gas, diseñó tres cámaras de gas para tres Estados de Estados Unidos, para la ejecución de criminales. Es decir, sabe en qué consisten. Y él estudió lo que quedaba de las supuestas cámaras de gas en los años ochenta. Los crematorios de Birkenau-Auschwitz, por ejemplo. Y su conclusión como experto fue que era imposible que esos lugares hubieran podido servir alguna vez para gasear a un gran número de personas. Porque el gas de cianuro es muy peligroso. Supongamos que uno gasea a 300 personas apiñadas en una cámara, y esas personas llevan algo de ropa. Es muy peligroso entrar luego a sacar los cadáveres, porque un poco de gas que haya quedado en la ropa puede matar a esa persona. Es extremadamente peligroso. Una vez que se ha gaseado a esa gente hay que ventilar la cámara, evacuar todo el gas, para poder entrar y volver a utilizarla. Y, para eliminar el gas, hace falta una chimenea muy alta. Si es una chimenea baja, el gas se expande por el suelo y mata a cualquiera que camine por la zona. Si hubiera habido una chimenea muy alta, habría proyectado su sombra sobre el suelo casi a cualquier hora del día, y los fotógrafos aéreos que sobrevolaban los campos la habrían capturado. Y en esas fotos no hubo nunca esas sombras. Es decir, no hubo chimeneas. Lo cual refuerza el argumento de Leuchter. Otra cosa en la que se fija son las puertas. Tienen que ser completamente herméticas, porque, en caso contrario, el gas se escapa y mata a quienes estén fuera. Pues bien, las puertas de la cámara de gas que enseñan a los turistas en Auschwitz no son herméticas.
P. Lo que dice usted es que el Holocausto no ocurrió, al menos no como lo describe hoy la Historia.
R. Me fío de lo que me parecen pruebas históricas, según personas que han observado y examinado esas pruebas. Creo en sus conclusiones -y, si llegaran a otra conclusión, les haría caso-, porque me parece que se basan en pruebas. Creo que murieron entre 200.000 y 300.000 judíos en los campos de concentración nazis, pero ninguno en cámara de gas.
P. Si esto no es antisemitismo, ¿qué es antisemitismo?
R. Si el antisemitismo es malo, es cuando va en contra de la verdad. Si algo es verdad, no es malo. No me interesa la palabra antisemitismo, es muy peligrosa.
P. El obispo le ha llamado antisemita.
R. El obispo puede llamarme lo que quiera, dinosaurio, idiota, lo que quiera. No es cuestión de llamarnos cosas, es una cuestión de verdad histórica. La verdad histórica no depende de las emociones, sino de las pruebas. No hay duda de que se ha explotado tremendamente. Alemania ha pagado miles de millones de marcos, y ahora de euros, porque tienen complejo de culpa por haber gaseado a seis millones de judíos. Pero yo no creo que fuera así. Cuidado, esto que estoy diciendo es ilegal en Alemania. Por favor, le pido… Si hubiera aquí algún representante del Estado alemán, usted podría enviarme a la cárcel por esto.
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Cronología, según “El País”:
1 de noviembre de 2008. Los periodistas Ali Fegan y Lars- Göran Svensson, de la televisión pública sueca (STV), entrevistan en Baviera a Richard Williamson. Ha recibido miles de visitas en YouTube.
21 de enero de 2009. Se emite La cruzada sueca.
23 de enero. La Fiscalía de Ratisbona (Baviera) abre una investigación.
24 de enero. El Papa hace pública la rehabilitación de 4 obispos.
26-30 de enero. Protestas en Alemania e Israel. Benedicto XVI condena el negacionismo. Williamson pide disculpas al Papa “por las molestias”.
3 de febrero. La canciller de Alemania Angela Merkel pide al papa que “ponga bien claro” que no puede negarse el Holocausto. Arrecian las críticas contra el Vaticano en Alemania.
4 de febrero. La Secretaría de Estado del Vaticano pide a Williamson que se retracte.
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